Ella siempre fue intensa.
Sus silencios ocultan miedo, reflexión y dolor.
Sus ojos mares desbordantes de emoción, su sonrisa un rayo de sol cálido cerrándote los ojos.
Herida, convertida en tormenta arrasa con todo aquello que toca, sin embargo sabe amar con el alma, aún a riesgo de perderla.
Intensa, pues no sabe ser de otra manera.
No se permite odiar, pues su temperamento es como sal en sus propias heridas.
No se permite amar por no entregarse vulnerable en manos que no la sepan valorar.
Ha crecido a base de caídas; dulce y mágica pero envuelta en espinas.
Dama de hierro corazón de cristal
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