miércoles, 13 de julio de 2016

Te vas

Dueles como el frío hielo congelando mi cabeza
Como una puñalada en el alma, dueles
Eres dulce como un algodón de azúcar
y amarga como la hiel cuando me acerco

Ciertamente siento envidia de aquellos que disfrutan tu amabilidad
No sé cómo lo hacen.
Muchas veces los odio en silencio por despertar tu lado más oscuro
que llega a mi como el veneno más cruel.

He de reconocer que temo tus dudas, tu rencor, tu dolor, tu silencio
Porque tu defensa significará mi agonía
He de reconocer también que mi efusividad se ve limitada por lo impredecible de tus emociones.

Y te marchas
Y yo te dejo ir
Quiero detenerte, lo intento
pero me congelo y mi cuerpo no responde
Intento llamarte pero mi voz se ahoga en lo más profundo de mi pecho.

Y te vas
Te vas y no hago nada
Y me juzgas por no hacerlo
Me juzgas, lo sé
Pero si te detengo me dueles.

Cómo puedo, pequeña mariposa, atarte a la infelicidad de mi amor?
Cuanto quisiera, intermitente estrella, entender tu dolor
Pero no puedo, cómo te explico que mis sentidos se desconectan cuando el miedo me embarga.

Sólo me quedo de pie en silencio y pido al cielo que vuelvas
Que por un momento le des tregua a mi debilidad
Que lo sepas, lo intenté no lo sabes pero lo intenté; lo juro
Sólo espero que lo veas
Que tu olvido traiga los buenos momentos y se lleve todo aquello que te daña
Que me recuerdes a tu lado en tus momentos sombríos.
Y sepas que tuve miedo, mucho miedo,
muchas veces no lo entendí siquiera
pero me mantuve a tu lado.

Porque aunque yo no comprenda tu rencor y tú no creas en mi amor
No habrá nadie, dulce fiera, que te ame como siempre lo haré yo.

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